Quedan menos de 15 días para la huelga feminista del 8 de
marzo, convocada como el año pasado para denunciar la violencia y la
desigualdad que siguen enfrentando las mujeres, y las preguntas vuelven a
emerger. Los motivos siguen vigentes, tal y como refleja el extenso argumentario redactado por la Comisión 8M, que se unen este
año al riesgo que representan aquellos "que hacen su política desde el
miedo y el desprecio a las mujeres".
Una vez más, la movilización se
va a centrar en cuatro ejes: laboral,
estudiantil, de cuidados y de consumo. Al igual que el año pasado, el objetivo
es parar en todos los ámbitos, no solo en el empleo, para visibilizar qué
ocurre cuando las mujeres no están y demostrar "que sin nosotras ni se
produce ni se reproduce". Pero además, apuntan a la violencia machista,
las agresiones sexuales, la brecha salarial o la precariedad y refuerzan sus
reivindicaciones antirracistas.
Los mayoritarios, CCOO y UGT, han convocado de la misma
manera que lo hicieron el año pasado: paros parciales de dos horas por turno. .
Sindicatos como CNT, CGT o Intersindical han convocado, por su parte, huelga de
24 horas. Ambas convocatorias –paros parciales y huelga de 24 horas– están
legalmente registradas. Es decir, cualquier persona que tenga una relación
laboral puede optar por secundar cualquiera de las dos modalidades.
Si alguien comunica de alguna manera que hará un tipo de
huelga y luego se arrepiente o quiere hacerla de otra forma, puede hacerlo sin
necesidad de informar y sin que eso tenga consecuencias.
Pero,
¿quiénes están llamadas a la huelga?
Formalmente, los sindicatos convocan a todas las personas que
trabajen, tanto hombres como mujeres, así que legalmente cualquiera puede
hacerla ese día. El movimiento feminista, sin embargo, llama a una huelga solo
de mujeres para promover una reflexión colectiva sobre el valor de su
trabajo en todos los ámbitos. Por ello, es especialmente importante la huelga
de cuidados, con la que quiere "hacer patente que el sistema colapsaría
sin nuestro trabajo cotidiano". En este sentido, piden a las mujeres
que dejen ese día de encargarse de las tareas domésticas o del cuidado de hijos
o personas dependientes: que no lleven ni recojan a los niños del colegio
y que dejen de lavar, planchar o hacer la comida.
El trabajo de cuidados no remunerado sigue recayendo
mayoritariamente en ellas. Se calcula, de hecho, que los hombres le dedican de
media 14 horas semanales frente a las 72 que emplean las mujeres, sometidas a
una doble jornada.
La idea va más allá del propio 8 de marzo y la acción pretende
fomentar un espacio para reflexionar y tomar conciencia del modelo económico
actual y cómo afecta a la vida de las mujeres. El movimiento feminista pretende
volver a protagonizar una jornada multitudinaria con la que proponen "otra
forma de ver, entender y estar en el mundo".
POR TI, POR NOSOTRAS, POR TODAS!!!
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